El retiro voluntario - despido encubierto es cambio de dignidad, proyecto de vida personal y construcción social colectiva por unos mangos que se agotan sin remedio”, sintetizó severamente.
El presidente de la Comuna de Cañadón Seco, después de sobrellevar un cuadro de salud que determinó su internación en un nosocomio local, volvió a ser expeditivo en torno a una advertencia que venía formulando desde hace casi un año en relación a la manera que vislumbraba el futuro de la
industria petrolera en Santa Cruz, luego de que YPF anunciara que se retiraría, acuerdo mediante con el estado provincial, de las áreas maduras de la zona norte de esta provincia para volcar sus inversiones en la cuenca neuquina de Vaca Muerta.
En ese marco, Soloaga hubo de promover oportunamente ante la Cámara de Diputados de Santa Cruz, una nueva ley de emergencia petrolera señalando entonces que si no se adoptaban medidas que posibilitaran asegurar niveles de producción, sostener la inversión y recuperar reservas, se corría el riesgo de una masiva pérdida de puestos laborales, sombrío panorama que ahora tiene visos claros de ejecución por parte de YPF quién hizo trascender oportunamente, a través de medios periodísticos, el ofrecimiento de retiros voluntarios y anticipadas jubilaciones a través de sus empresas contratistas en un número que oscilaría en los 2.500 que ya se encuentra en etapa de ejecución.
Para fundamentar sus dichos, señaló que hasta ahora no escuchó expresiones ni acciones públicas en esa dirección: “hay que desplumar la gallina sin que cacaree”, pareciera ser la estrategia sentenció.
En ese sentido dijo, en relación al proyecto de emergencia petrolera, que “ahora duerme el sueño de los justos, pero no vaya a ser cosa que se despierte con la pesadilla de los injustos y haya un estallido social”, señaló.
Sostuvo además que aquí la cosa no pasa porque se ofrezcan altos porcentajes de montos indemnizatorios por retiros voluntarios, ya que en rigor son simples despidos encubiertos, la cuestión pasa por establecer reglas claras para asegurar los puestos laborales en base a programas de inversión para la búsqueda de nuevas reservas de hidrocarburos que es lo que permitirá incrementar los niveles de producción, algo que ya venía a la baja desde hace varios años.
Para finalizar describió que “La culpa no es del chancho”, es decir que no es solo de YPF, sino de funcionarios corruptos del gobierno de Alicia Kirchner que jamás iniciaron una acción administrativa por los graves incumplimientos de YPF a sus propios compromisos quebrantando la doctrina de los actos propios pero sí incurrieron en la figura legal de las negociaciones incompatibles en el ejercicio de la función pública y se convirtieron en funcionarios millonarios.
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